DÍA INTERNACIONAL DEL AIRE LIMPIO

La Asamblea General de NNUU declaró el año pasado el 7 de septiembre el Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul, como forma de concienciar en la necesidad de hacer mayores esfuerzos para mejorar la calidad del aire. En una resolución aprobada el 19 de diciembre de 2019, recuerda la necesidad de reducir considerablemente el número de muertes y enfermedades provocadas por productos químicos peligrosos y por la contaminación del aire; reduciendo el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades de aquí a 2030. De este modo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecen metas claras con respecto a su reducción y a los efectos que la contaminación tiene en la salud: ODS 3 -Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades-, ODS 7 -Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna-, ODS 11 -Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles-.
Los datos sobre contaminación atmosférica son alarmantes: un 92% de los habitantes del planeta está expuesto a aire contaminado, lo que causa una cifra estimada de 7 millones de muertes prematuras al año. La mala calidad del aire causada por la emisión de diferentes partículas en el aire; tal es el caso del dióxido de nitrógeno (NO2), las partículas en suspensión (PM2.5), el ozono troposférico (O3), el dióxido de azufre (SO2) o benzeno (a) pureno (BAP). Estas partículas en suspensión provocan numerosas enfermedades, que varían en función de la edad de las personas. La OMS ha detectado más de 101 enfermedades que pueden ser causadas directamente por la contaminación; como las alergias, el asma, el EPOC, diferentes tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, fallos reproductivos, demencia...
Cabe señalar el impacto añadido que sufre la clase trabajadora, en su cotidianeidad laboral, a estos contaminantes. La exposición a vapores tóxicos en el lugar de trabajo; así como la manipulación de sustancias tóxicas sin la protección adecuada, son el origen de innumerables problemas de salud. Algo que no está asociado sólo a la industria química, ya que las sustancias peligrosas están también presentes en la agricultura, el sector sanitario y de limpieza, la construcción o la gestión de residuos; siendo los trabajadores de PYMES o subcontratas los más vulnerables y menos conscientes de los riesgos.
En un contexto como el actual, en el cual la exposición a las partículas contaminantes puede aumentar el riesgo de muerte en caso de enfermar de COVID-19 en un 6% -según un estudio publicado por la Oficina Estatal de Estadística de Reino Unido que ha analizado 46.000 muertes por coronavirus en este país- desde USO y Sotermun queremos reivindicar el derecho a respirar un aire limpio como un derecho fundamental. Un derecho que debe cumplirse en las grandes ciudades, pero también en municipios más pequeños; respetando la normativa europea de calidad del aire y fomentando el uso del transporte sostenible. Así como en los lugares de trabajo, facilitando la protección adecuada.