Acabemos con las armas nucleares

25.09.2020

En la celebración del Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, del 26 de septiembre, USO se suma a los llamamientos de las organizaciones pacifistas para acabar de una vez por todas con este tipo de armamento.

Las razones que han empujado al movimiento sindical a realizar campañas por la eliminación de las armas nucleares y referirse a ellas en sus propuestas reivindicativas son evidentes: el arma nuclear es capaz de generar muerte y destrucción masivas, posibilidad real de accidentes muy graves para los seres humanos y la naturaleza, y además su mantenimiento y almacén implica un coste medioambiental intolerable. Por ello, a lo largo de su historia USO ha estado comprometida en este tipo de campañas. En este sentido, hay que hacer constar como un hito la recogida de más de siete millones de firmas (muchas de ellas de trabajadores japoneses), por la Confederación Sindical Internacional en el año 2009, reclamando que se eliminasen las armas nucleares antes del año 2020.

El objetivo de destrucción total de las armas nucleares, también es compartido por las Naciones Unidas, cuyo organismo cumple este año 75 años y cuya primera resolución aprobada por la Asamblea General, en 1946, constató este compromiso.

En la actualidad, hemos pasado de una fase de distensión y generación de tratados internacionales para reducir o eliminar ciertas armas nucleares, los misiles estratégicos, limitar ensayos, etc., a otra fase de incertidumbre. De hecho, se teme que los Estados Unidos no mantengan en vigor el tratado de reducción de armas estratégicas ofensivas ("nuevo START") que expira en febrero del año 2021 -dado su antecedente del tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio-.

Actualmente, más de la mitad de la población mundial aún vive en países que o bien tienen este tipo de armas o son miembros de alianzas nucleares. Aunque ha habido importantes reducciones de armas nucleares desplegadas desde el apogeo de la Guerra Fría, no se ha destruido físicamente ni una sola arma nuclear de conformidad con ningún tratado, bilateral o multilateral, y tampoco hay negociaciones en marcha sobre esta cuestión. Mientras tanto, la doctrina de la disuasión nuclear persiste como un elemento de las políticas de seguridad de todos los Estados que poseen este tipo de arma y sus aliados.

Frente a la guerra fría y las teorías de la destrucción mutuas de las grandes potencias, ha habido movimientos de otros países para lograr un entramado jurídico alternativo. La Asamblea de las Naciones Unidas aprobó el 7 de julio de 2017 el tratado sobre la prohibición de las armas nucleares, que será jurídicamente vinculante cuando alcance el número previsto de 50 ratificaciones. El último país que lo ha hecho es Malta que se ha convertido en el 45º Estado Parte. Ahora sólo se necesitan cinco ratificaciones más para que el tratado entre en vigor. La UE ha sido desde el principio renuente a este tratado, y en aquel momento España se abstuvo o abandonó la sala de votación mostrando así su cara más sumisa y vergonzante a otros poderes.

El tratado considera que un mundo libre de armas nucleares es un bien público universal y se basa en los principios y normas del derecho internacional humanitario. Fija la prohibición de «desarrollar, ensayar, producir, fabricar, adquirir de cualquier otro medio, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares» y también prohíbe -y esto podría afectar a España- «el emplazamiento, la instalación o el despliegue de armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares en su territorio o en cualquier lugar bajo su jurisdicción o control«.

USO considera que la consecución del tratado nos dará fuerzas para continuar la tarea de hacer un mundo más habitable, ampliar las zonas libres de armas nucleares -también en la Península Ibérica y en las islas de soberanía hispano-portuguesa-, y limitar la capacidad de los países con armas nucleares.